En un gesto sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos, el presidente Joe Biden se unió a la huelga de los trabajadores de la industria automotriz, expresando su apoyo a sus demandas, en especial el aumento del 40% en sus salarios. La huelga, que inició a principios de septiembre, tiene como objetivo exigir mejoras salariales, condiciones laborales óptimas y más días de descanso para los empleados de los principales fabricantes automotrices del país: Ford, General Motors y Stellantis, este último conglomerado incluyendo a Chrysler.
Durante su visita al piquete, el presidente Biden permaneció alrededor de 15 minutos, mostrando su solidaridad con los trabajadores de Michigan y resaltando la importancia de los sindicatos en la economía del país. Siendo la primera vez que un presidente de Estados Unidos se involucra directamente en una protesta obrera. Cabe mencionar que Joe Biden ya había expresado su apoyo a acciones sindicales en el pasado, como su participación en las huelgas de los trabajadores de casinos en Las Vegas y de la industria automotriz en Kansas City, durante su campaña presidencial en 2020.
Se espera que Donald Trump también haga acto de presencia en un mitin de campaña con los obreros automotrices, aunque el UAW, el sindicato de trabajadores automotrices, se ha desvinculado de la organización del evento. Históricamente, los presidentes estadounidenses han evitado intervenir directamente en huelgas, considerándose más como mediadores en estas situaciones. Aunque la administración Biden no tiene un papel formal en las negociaciones, su apoyo a los trabajadores marca una posición firme en favor de mejores condiciones laborales y salariales para los empleados de la industria automotriz.