El 25 de septiembre marca el Día Internacional de la Ataxia, una fecha establecida en el año 2001 por pacientes, familias y organizaciones de todo el mundo. El propósito principal es educar y concienciar a la población sobre esta enfermedad debilitante que afecta a personas en diferentes países y donde los pacientes buscan desesperadamente ayuda y apoyo.
El padecimiento, un trastorno caracterizado por una disminución en la capacidad de coordinar movimientos, lo que provoca temblores en distintas partes del cuerpo durante movimientos voluntarios y dificulta el mantenimiento del equilibrio.
Puede manifestarse desde temprana edad, aunque también puede aparecer más tarde en la vida. Aproximadamente el 60% de los casos son de origen hereditario, incluyendo tipos como la ataxia de Friedrich, causada por una pérdida de función del cerebelo o anomalías en las vías nerviosas hacia él.
Independientemente del tipo, todas las formas de Ataxia son consideradas graves, ya que, al ser neurodegenerativas, limitan la capacidad de las personas que la padecen. Aunque las facultades mentales se mantienen intactas, la pérdida progresiva de habla y movilidad causa una profunda sensación de impotencia.
Aunque existen curas para casos específicos relacionados con deficiencias metabólicas, en general, no hay una cura definitiva para esta enfermedad.