Michael Jordan, el legendario jugador de baloncesto, demostró que su habilidad para triunfar no se limita a las canchas. Desde sus días tempranos como estrella de los Chicago Bulls, Jordan supo cómo capitalizar su imagen de manera astuta, marcando el inicio de su incursión en el mundo de los negocios. Aprovechando su fama, comenzó a comercializar su imagen de diversas formas, estableciendo así las bases de un emporio financiero.
De acuerdo con las estimaciones más recientes, el patrimonio neto de Jordan asciende a alrededor de 650 millones de dólares, una suma generada principalmente por sus acuerdos comerciales y su imagen aún explotada por diversas marcas. Solo en 2018, Jordan obtuvo alrededor de 80 millones de dólares provenientes de sus asociaciones corporativas con gigantes como Nike, Gatorade, Hanes y más.
No solo se trata de acuerdos corporativos; Jordan diversificó sus inversiones. Posee restaurantes, un concesionario de autos en North Carolina, un equipo de automovilismo y una participación mayoritaria en los Hornets. Recordado por su famosa frase sobre el fracaso y el éxito, Jordan ha demostrado que su genio no se limita al baloncesto: «He fallado una y otra vez en mi vida. Y por eso he sido exitoso».
Después de dejar los Chicago Bulls en 1999, puso fin a su exitosa carrera deportiva, pero inició una fase aún más lucrativa. Ahora, sus ganancias anuales superan lo acumulado en su trayectoria como jugador, incluyendo su paso por los Washington Wizards. La marca Jordan sigue creciendo, y Nike planea duplicarla para 2020, augurando un futuro financiero aún más brillante para este ícono del baloncesto y de los negocios.
