Tras las disputadas elecciones presidenciales en Venezuela hace nueve días, el país se ha sumido en una profunda crisis con protestas violentas y una fuerte represión gubernamental.
Al menos 24 personas han perdido la vida y más de 2,200 han sido detenidas, según informes de la ONG Provea y declaraciones del presidente Nicolás Maduro.
En medio de esta crisis, Brasil, Colombia y México han asumido un rol de mediadores informales, buscando una solución pacífica entre el gobierno de Maduro y la oposición, liderada por Edmundo González. Estados Unidos ha expresado su apoyo a estos esfuerzos, con el objetivo de facilitar una transición política en Venezuela.
Funcionarios de estos tres países han estado en contacto constante con representantes tanto de Maduro como de González, promoviendo que ambas partes respeten las leyes venezolanas y utilicen las instituciones adecuadas para resolver sus disputas. Sin embargo, esta propuesta enfrenta grandes desafíos, dado que el partido gobernante controla gran parte del aparato estatal, incluido el sistema judicial, lo que complica cualquier recurso legal de la oposición.
El anonimato ha sido clave en las discusiones, y los detalles sobre los representantes involucrados permanecen confidenciales. No está claro si el equipo de González ha decidido impugnar formalmente los resultados de las elecciones del 28 de julio, aunque la oposición ha demostrado tener la mayoría de las actas de escrutinio que sugieren una victoria significativa para González.
En una declaración conjunta, los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Colombia, Gustavo Petro; y México, Andrés Manuel López Obrador, pidieron al organismo electoral venezolano que haga públicas todas las actas de escrutinio para garantizar la transparencia y el respeto a la soberanía popular.
Millones de venezolanos participaron en las elecciones, con una alta expectativa de cambio. Sin embargo, los resultados oficiales, que dieron la victoria a Maduro con 6,4 millones de votos contra 5,3 millones para González, fueron recibidos con escepticismo y desencadenaron protestas masivas. González y la líder opositora María Corina Machado afirman que, según sus cifras, Maduro fue derrotado por un margen de 2 a 1.
La reacción del gobierno fue rápida y contundente. Maduro solicitó al Tribunal Supremo de Justicia una auditoría de las elecciones, una decisión que ha sido criticada por la falta de independencia del tribunal. La oposición, liderada por González y Machado, continúa organizando sus esfuerzos y buscando apoyo internacional para presionar por un cambio.
Mientras tanto, Estados Unidos ha reafirmado su postura, llamando a Maduro a reconocer los resultados que favorecen a González. El secretario adjunto interino para Asuntos del Hemisferio Occidental, Mark Wells, declaró que las pruebas presentadas por la oposición son convincentes y prácticamente imposibles de falsificar.
La situación en Venezuela sigue siendo tensa y el futuro político del país es incierto, con la comunidad internacional vigilando de cerca los desarrollos y abogando por una resolución pacífica y democrática.
Con información de euronews


