Redes Sociales y Ciberseguridad se Convierten en Batallas por la Veracidad.
En la era digital, las redes sociales y plataformas en línea se han convertido en campos de batalla cruciales donde la desinformación se propaga a una velocidad vertiginosa. Este fenómeno no solo afecta la imagen de los actores en conflicto, sino que puede influir en decisiones políticas y el apoyo internacional. La manipulación de eventos a través de la propaganda es un ejemplo destacado de desinformación en contextos de guerra. La creación de narrativas falsas busca influir en la percepción pública y desestabilizar a la población enemiga.
Además, la ciberseguridad se ha vuelto vulnerable a la desinformación, con actores estatales y no estatales buscando sembrar el caos mediante la manipulación de información en sistemas críticos. Los ataques cibernéticos que alteran información en infraestructuras gubernamentales y redes de comunicación son tácticas comunes en la guerra digital. La desinformación socava la verdad, debilita la confianza en instituciones y complica la resolución pacífica de conflictos.
La lucha contra la desinformación se relaciona estrechamente con la comunicación estratégica, la diplomacia pública y la comunicación digital. En este contexto, la Unión Europea ha bloqueado medios de comunicación propiedad del gobierno ruso, Sputnik y Russia Today, como parte de sus esfuerzos para combatir la desinformación. Sin embargo, la censura selectiva plantea preguntas sobre la eficacia de esta medida. En Rusia, se ha bloqueado prensa nacional y extranjera, además de plataformas como Twitter y Facebook, como parte de una legislación contra la desinformación que ha levantado preocupaciones.
En el contexto de la guerra en Israel, las campañas de desinformación y la censura se han vuelto temas de debate público, recordándonos que en última instancia, es el público quien decide qué considera como verdad.