La relación comercial entre Estados Unidos y Canadá vivió un nuevo episodio de tensión este martes, luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con duplicar los aranceles previstos para el acero canadiense. Sin embargo, horas después, la administración estadounidense dio marcha atrás en su postura.
Canadá es un actor clave en la industria siderúrgica de Estados Unidos, ya que provee aproximadamente el 50% de las importaciones de aluminio y el 20% de las de acero, según datos de la consultora EY-Parthenon. La posibilidad de incrementar los aranceles generó preocupación en el sector empresarial y político de ambos países, dado el impacto que tendría en los costos de producción y el comercio bilateral.
El anuncio inicial de Trump sobre el aumento de aranceles generó una respuesta inmediata de Canadá, que advirtió sobre posibles represalias comerciales. Funcionarios del gobierno canadiense expresaron su descontento y señalaron que medidas de este tipo afectarían no solo a los productores de acero y aluminio, sino también a la cadena de suministro compartida entre ambos países.
Horas más tarde, la Casa Blanca moderó su postura y sugirió que los aranceles adicionales no serían implementados de inmediato, argumentando que se encuentran en una fase de evaluación. Esta reconsideración alivia temporalmente las tensiones, aunque deja abierta la posibilidad de que el tema vuelva a ser objeto de discusión en las próximas negociaciones comerciales.
Con este episodio, la relación entre Washington y Ottawa sigue marcada por la incertidumbre en materia de comercio, en especial en sectores estratégicos como la siderurgia. Las empresas del ramo permanecen atentas a cualquier nueva decisión que pueda afectar el flujo de materiales entre ambos países.
