Miles de empleados de tres plantas de montaje de vehículos en Estados Unidos se declararon en huelga. Esta protesta sin precedentes involucró a trabajadores de General Motors en Misuri, Ford en Michigan y Stellantis en Ohio. La huelga se inició después de que venciera el plazo fijado por el sindicato United Auto Workers (UAW) para la firma de un nuevo convenio colectivo, el cual incluía un aumento salarial del 40%. Esta es la primera vez que las tres principales empresas del sector automotriz de Estados Unidos han enfrentado un paro al mismo tiempo.
El sindicato United Auto Workers (UAW), que representa a un total de 150,000 empleados, exigía un aumento salarial del 40% en un período de cuatro años, en línea con el aumento del mismo porcentaje en la remuneración de los directivos de General Motors, Ford y Stellantis. Inicialmente, el UAW buscaba un incremento inmediato del 20% y cuatro aumentos adicionales del 5% durante la vigencia del contrato. Sin embargo, las ofertas presentadas por las compañías estuvieron muy por debajo de estas demandas, con General Motors y Ford ofreciendo un 20% y Stellantis (antes Fiat Chrysler) un 17.5%.
Muchos han argumentado que es hora de recuperar las concesiones, especialmente debido a las enormes ganancias que las compañías están obteniendo y a los altos salarios que los directores ejecutivos están recibiendo. En México, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) ha estimado pérdidas semanales de 76 millones de dólares debido a esta huelga. Aunque los impactos exactos en el mercado mexicano dependerán de factores como la duración de la huelga, las líneas de producción afectadas y la cantidad de plantas involucradas.