Según proyecciones científicas, la crisis hídrica en Nuevo León podría agravarse en los próximos meses y años. Se estima que para 2031 lloverá entre 30% y 45% menos que en 2021, año en que se realizó un análisis que sigue vigente hoy en 2024 y que ha sido validado por la comunidad científica y organismos gubernamentales.
Estas predicciones pertenecen a un ensayo del experto hídrico publicado a finales de 2022 por Agua y Drenaje de Monterrey en su libro documental sobre el reto del agua en Nuevo León. Es decir, si en 2021 se captaron 497 milímetros de lluvia, para 2031 podrían captarse sólo 223 mm.
A esto se suman los datos de lluvia ya registrados en 2022 y 2023, de 400 y 456 mm respectivamente, mostrando una tendencia a la baja. Además de la disminución de lluvias, las proyecciones de temperatura del INECC indican que de aquí a 2040 ésta podría aumentar entre 1.2 y 1.4°C. Y en el peor escenario para los años 2081-2100, en Nuevo León la temperatura podría incrementar entre 1.6 y 5.1°C.
El año 2022 fue el más caluroso en la historia de Nuevo León, con una temperatura promedio anual de 23.7 grados centígrados. Esta cifra supera por siete décimas el anterior récord de 2016 y 2017, y dista mucho de las temperaturas por debajo de 22 grados que predominaron en la década pasada. De acuerdo a registros históricos, la última vez que la temperatura media anual en Nuevo León estuvo en 19°C fue en 1993. Desde ese año se observa un incremento constante en las lecturas de temperatura de cada año.
El año pasado, es decir 2023, se alcanzaron valores de hasta 45°C en el ejido La Pomona, municipio de Linares, donde se encuentra la presa Cerro Prieto. Entre junio y agosto, la Secretaría de Salud reportó la muerte de un centenar de personas, cuya causa se asocia a las altas temperaturas extremas registradas en esos días.