El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández fue declarado culpable este viernes de conspirar con narcotraficantes y utilizar sus fuerzas militares y policiales para facilitar el ingreso de toneladas de cocaína a Estados Unidos. El veredicto fue emitido por un jurado en un tribunal federal después de un juicio de dos semanas que ha sido seguido de cerca en Honduras.
Hernández, de 55 años, gobernó Honduras durante dos períodos, desde 2014 hasta 2022. Fue arrestado en su residencia en Tegucigalpa, la capital hondureña, tres meses después de terminar su segundo mandato y posteriormente fue extraditado a Estados Unidos.
Los fiscales federales lo acusaron de colaborar con narcotraficantes desde 2004 y de recibir millones de dólares en sobornos a medida que ascendía desde legislador de un distrito rural hasta presidente del Congreso y luego presidente del país.
A pesar de negar haber recibido sobornos, Hernández admitió que la mayoría de los partidos políticos en Honduras recibían dinero del narcotráfico. Sin embargo, los fiscales lo ridiculizaron por tratar de presentarse como el único político honesto en el país.
Durante el juicio, testigos, incluidos traficantes de drogas que confesaron su participación en numerosos asesinatos, afirmaron que Hernández protegía a algunos de los traficantes de cocaína más poderosos del mundo, como Joaquín «El Chapo» Guzmán.
El hermano de Hernández, Juan Antonio «Tony» Hernández, ya había sido condenado a cadena perpetua en Estados Unidos por su participación en el tráfico de drogas.
La condena de Juan Orlando Hernández ha sido vista como un mensaje para los políticos corruptos en Honduras, indicando que tarde o temprano la justicia los alcanzará. La sociedad civil y los expertos legales han destacado la importancia de este veredicto como una señal de que la corrupción y la colusión con el narcotráfico no quedarán impunes en Honduras.
