La ciudad de Derna, situada en el este de Libia, ha sido testigo de una tragedia sin precedentes. Una inundación catastrófica desencadenada por la tormenta Daniel ha dejado miles de muertos y desaparecidos, marcando un triste hito en la historia reciente del país.
Las intensas lluvias, provenientes de la tormenta, llenaron un wadi en las colinas al sur de Derna hasta un punto crítico. Este término árabe se refiere a un valle o río extremadamente seco que solo lleva agua en la temporada de lluvias, y su caudal es temporal.
La devastación inicial es abrumadora, con informes que indican que más de un cuarto de la ciudad ha sido arrasado. Estructuras destruidas, vehículos volcados y barrios enteros han sido afectados. Los daños incluyen la destrucción de todos los puentes de la ciudad y daños severos a los suministros básicos de agua y electricidad. Las estimaciones iniciales de posibles muertes fluctúan ampliamente, con algunas fuentes citando hasta 20,000 posibles fallecimientos.
Los esfuerzos de rescate están en marcha, con equipos llegando desde países vecinos como Egipto, Túnez, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Qatar. Sin embargo, la magnitud del desastre ha agotado rápidamente suministros básicos como bolsas para cadáveres, subrayando la urgente necesidad de ayuda y recursos.
Los informes más recientes de la ONU indican que al menos 3,958 personas han perdido la vida en Libia debido a las inundaciones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, más de 9,000 personas siguen desaparecidas, subrayando la gravedad de la situación y la necesidad apremiante de búsqueda y rescate.