El Sol está entrando en la fase más activa de su ciclo solar, lo que significa que podríamos presenciar fenómenos extremos como erupciones solares y eyecciones de masa coronal en los próximos días.
Si bien estos eventos solares son comunes y a menudo son absorbidos por el campo magnético de la Tierra, protegiendo así nuestro planeta de sus efectos más dañinos, en Marte la situación es diferente.
Marte perdió su campo magnético global hace millones de años, dejándolo expuesto a las partículas energéticas emitidas por el Sol durante estas tormentas solares. Esto plantea interrogantes importantes, especialmente en lo que respecta a la seguridad de futuras misiones humanas al planeta rojo. ¿Cómo afectaría la radiación solar a los astronautas y a los equipos y vehículos enviados a explorar la superficie marciana?
Para abordar estas preocupaciones, la NASA y otras agencias espaciales están llevando a cabo una serie de investigaciones y observaciones. Por ejemplo, la misión MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile Evolution) está estudiando cómo la delgada atmósfera de Marte puede influir en la intensidad de las partículas solares que alcanzan la superficie. Por otro lado, el rover Curiosity está equipado con un detector de radiación que monitorea la actividad solar y su impacto en la superficie marciana.
Los científicos esperan obtener información crucial sobre la radiación en Marte durante este máximo solar. Esto incluye comprender cómo las partículas solares interactúan con la atmósfera marciana y cómo afectan a los materiales en la superficie, como las rocas y el suelo. Esta información es fundamental para determinar qué medidas de protección serán necesarias para los futuros exploradores humanos que viajen a Marte.
Además de las implicaciones para la exploración humana, el estudio de los eventos solares también podría ayudar a desentrañar los misterios del clima marciano. Marte experimenta tormentas de polvo a gran escala, que pueden influir en la distribución y el ciclo del agua en el planeta. Algunos científicos sugieren que estas tormentas podrían haber contribuido a la pérdida gradual del agua en Marte a lo largo de millones de años, transformando un mundo húmedo en el desierto árido que vemos hoy en día.
En conclusión, el estudio de los eventos solares en Marte no solo es crucial para la seguridad de las futuras misiones humanas, sino que también puede proporcionar información valiosa sobre la evolución pasada y presente del planeta rojo.
